Las revistas antiguas son una fuente inagotable de información sobre la cultura y costumbres de una época. Para los interesados en la recepción del jazz en España resulta imprescindible escudriñar la “prensa del corazón” de los años 20 y 30. Publicaciones como Mundo Gráfico, Estampa o Crónica, que, si bien no mostraban un retrato fidedigno de la sociedad, sino solo su cara más amable –igual que ahora-, no dejan de contener información muy valiosa sobre la moda, la música y el baile en una sociedad en vías de modernización.
Precisamente, hojeando un número de la revista Estampa (25-2-1930) me encontré por casualidad con un artículo que me llamó la atención. Su título reza: “¿Sabe usted bailar el Royal Blues?”
He buscado más información sobre este baile y la verdad es que no he encontrado nada, por lo que agradeceré si alguien puede aportar un poco más de luz sobre este tema.
Parece tratarse de un baile “de salón”, no solo por las imágenes que acompañan al artículo, sino porque precisamente la noticia consiste en que el “Comité Internacional del Baile” ha proclamado al Royal Blues como el “mejor baile”. Dicha institución, de la que no he encontrado más datos, parece estar relacionada con el entorno de los bailes de salón, mucho más reglamentado. No obstante, aun cuando esto fuera así, hay que tener en cuenta que los bailes de salón suelen tener un origen popular, por lo que cabe plantearse si el origen de este Royal Blues está, como otros bailes Jazz, en el entorno de la comunidad afroamericana.
Es significativa la presencia en el artículo de Harry Fleming (o Harry Flemmig), bailarín y claquetista afroamericano que vino a España el año anterior como director y estrella principal del musical Hello-Jazz, que causó una enorme sensación. Fleming fue calificado por la prensa de la época como “el mejor bailarín del mundo” y debió tener tan buena acogida que se quedó por España algunos años, como atestiguan sus múltiples apariciones en la prensa, aun cuando no dejó de viajar por otros países de Europa.
Aunque Fleming era un bailarín profesional, es muy posible que fuera conocedor de los bailes Jazz de origen vernacular que se practicaban en ciudades como Nueva York.
También es interesante su comparación con el charlestón, del que se dice que ya estaba en decadencia: “Del charlestón no queda ya más que el recuerdo. Actualmente en ningún salón elegante se inicia siquiera un paso de charles. Demasiado rápido para resistirlo durante unas horas, ha caído víctima de sus propios méritos”.
El redactor de la noticia recurre a Harry Fleming para explicar cómo era el Royal Blues. Transcribo aquí esa parte del artículo, sin perjuicio de incluir las imágenes del artículo más abajo, que os invito a leer completo, porque no tiene desperdicio.
El Royal Blues -me dice el bailarín Harry Flemmig- no tiene pasos raros, especiales, con nombres propios. Es un baile lánguido. Se parece en algunas posturas al tango, con su dulzura parsimoniosa. Pero es un fox, desde luego. Es, puede decirse, una cosa intermedia entre el tango y el fox.
Los pasos más característicos del Royal son estos en que parece como si el bailarín quisiera volar, irse del suelo, patinando. Los pies resbalan sobre el suelo encerado en un ir y venir persistente. Los cuerpos permanecen, generalmente, rígidos, verticales, sin inclinarse de un lado o de otro. Sólo la cabeza gira al compás de la orquesta, algunas veces a derecha e izquierda. Pero todas estas cosas tienen ya la categoría de adornos y filigranas. El verdadero Royal Blues es serio, severo y elegante. Cuando se baila este nuevo baile se olvida uno de todo: de las penas, de las alegrías, y de las deudas. Es el mejor elogio que puedo hacer de él. En un tango, como es tan lento, usted tiene tiempo de pensar, de preocuparse de sus asuntos o de galantear a su pareja. Con cualquiera de las tres maneras pasa usted un mal rato. Con el Royal Blues, de ritmo más acelerado y alegre, se olvida usted hasta de sí mismo. No hay más que observar a la gente cuando baila, y más aún a la gente madura. Están en otro mundo. Se les nota en la cara, en la risa, en la manera de hablar.
Créalo usted. Hace mucho tiempo que no teníamos un baile tan severo y tan eficaz.
Qué interesante! Muchas gracias por compartir!
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